3 de febrero

Si hoy es... cuatro, ayer fue tres, vale, aún tengo el cerebro congelado y le cuesta funcionar. Pues por la mañana lo de siempre, dimos tres clases, las otras tres las perdimos haciendo nada (cómo me gusta este instituto, no se da clase), la de física y química quemó un cacho de magnesio ahí de loca para lo cual teníamos que ponernos gafas de sol para no jodernos las retinas. Apasioneibol. Después de mucho lío por la tarde conseguimos quedar a una hora justa en un sitio justo. Allí estuvimos (y nos encontramos a la pandilla de tíos yendo a un partido de baloncesto). No llegan. Me llama Guille diciendo que Fran no llegaba y que estaban en Plaza de Armas. Total, que vamos para allá, no hay otra cosa que hacer. Terminamos encontrándonos en las escaleras donde siempre se encuentran los frikis y allí conocimos a un chaval con complejo de gato (amo a ese chaval). Nos llama Fran, que si autobús perdido, que si no encontraba el sitio, un caos total. Al fin llega y nos vamos en busca de porquerías varias al Mercadona para hacer una nestillona en el río (a lo cual intenté oponerme -al lugar-). Volvemos para pasarnos por la tienda friki de la calle Castilla porque a Fran se le antojó comprarse una camisa. En cuanto salimos le empieza a entrar el mono y nosotros corre que te corre para buscar un estanco en donde le vendan tabaco al señorito. Al final, en un bar a tomar por culo le venden tabaco de liar y ahora ponte tú a liar el cigarro con el frío que hacía en la calle a las nueve de la noche. Milagrosamente lo consiguió. Siguiente parada: mi peor pesadilla. A Guille le hacía ilusión, y después de todo era su cumpleaños así que cogemos el camino y nos vamos al río. Un marco incomparable donde los haya, desde luego...
A un lado del puente los heavys, al otro los canis, todos dándose de hostias y liándose en cualquier lado más o menos oscuro. Cogemos un sitio algo alejado del mundo para llenar un donut de velitas (y no sé cómo pero conseguí encenderlas todas). Después de esto ya no aguanté más y le pedí por favor que nos fuéramos, que se me estaba empezando a congelar hasta el alma. Nos fuimos yendo y en el puente Triana (ui, pasa la reina) nos separamos. Entonces Edu-ardo y yo nos fuimos a mi casa y tras varias llamadas se quedó a cenar (aunque fue un fracaso total, que asco de espaguetis) y ya después se fue y yo caí rendida ante la cama.
Un día curioso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario