19 de febrero
Curiosamente por la mañana ya no estaba exageradamente ronca y más o menos se me entendía, aparte de que ya casi no tenía fiebre, aunque ahora empecé a moquear lo impensable. Lo cierto es que ya estaba más activa, incluso podía moverme por la casa durante más de dos minutos seguidos. Después de comer vino Edu, el pobre estaba muy celoso porque quería ponerse malito y por mucho que intentaba contagiarse no lo conseguía. Estuvimos toda la tarde sin hacer nada de provecho, para variar. Se fue, me dormí, lo de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario