1 de junio/madrugada del 2

Esta muchacha me ha llamado zorra y me ha dicho que no ha terminado, pero qué le voy a hacer si va con retraso, que escriba lo que quiera y de mientras yo también escribiré. Porque yo te love you, Celia.




Era viernes... ¡viernes!, pero ese examen de física y química me mató, la charla con Edu me mató, estaba de un depresivo que no podía con él. Por la tarde quería quedar con la gente de Triana, los echo de menos, quería verlos de nuevo, intento hablar con Paco que en teoría era quién estaba organizando, me manda a la mierda de una forma poco sutil así que supongo que eso significaba que al final no quedábamos, así que hice con Edu un intento fallido de quedada, pero por su bipolaridad al final pues nada. Deseosa de salir de mi casa, le digo a Miguel que voy para Mairena, estoy hasta el coño del ordenador. Me ducho y corro para allá, me lo encuentro esperándome y llamamos a la gente para que se una (a todo esto Laura me había mandado un mensaje mandándome a la mierda por no quedar, cosa extraña porque era lo que yo tenía entendido, una serie de catastróficas desdichas). Conseguimos que vengan Rafa, Agustín, Manu y Rosana (con media hora entre cada uno) y como la casa de Miguel iba a estar sola, pues nos vamos a su casa (después de comprar una botella del ron ese asqueroso y otra de coca-cola)(y veo a Jesús en el metro, me derrumbo emocionalmente durante dos minutos y luego vuelvo a ser yo). Tiramos para allá, llamo a mi madre porque queríamos quedarnos en su casa a dormir y milagrosamente me deja, así que todo perfecto.
Cenamos mierdas varias fritas del carrefour y nos liamos a cubatas intentando jugar al yo nunca y a psiquiatría, cosa que no da ningún fruto. Miguel se pasa con el ron, lo cierto es que en realidad no pero lo toleraba muy mal, de hecho ambos bebimos lo mismo y yo estaba, dentro de lo que cabe, bien. Quitando, claro, que perdía la verticalidad más de lo normal y tenía cierta ansía por bailar música cani encima del sofá. Llevaba una camiseta enorme de Miguel, tobonita xD.
Miguel perdió todos los estribos, terminó abrazado al váter, Agustín intentando cuidar de nosotros mientras Rosana y Rafa se follaban mutuamente arriba. Todo muy bonito. En fin, que sobre las cinco conseguimos dormir algo, sonó un móvil con un despertador, yo flipándolo pepinillos diciendo que era una cosa mística, de lo más raro. Dormimos algo más, bajaron estos dos y medio que nos desvelamos, desayunamos, y aquí estamos tres de los que quedamos.
Mañana sólo tendré que escribir medio día, uhhh. xD.