18 de diciembre

A ver, domingo yo no te quiero decir mucho pero es que no me caes muy bien, eres el día que más odio de la semana y el segundo que más odio tu amigo el lunes.
No hice a penas deberes pero de pensar que al día siguiente debo ir al instituto se me hace un mundo.
Estaba aburrido, cuando de repente suena el teléfono fijo y era mi hermano que se venía a comer!, perfecto era lo mejor que podía pasar porque ese día me aburría cantidad, no veía arreglo para la felicidad.
Me manda mi padre a bajo a la despensa a por una lata de aceitunas, pues me acompañó mi hermana y la guiri a bajo, claro estábamos en la planta baja el techo es algo más bajo... La guiri se le ocurre la idea de subirse al poyete más alto de la planta de un salto, pues claro pasa lo que ocurre, que se dio un porrazo en la cabeza contra el techo que hasta a mi me sigue doliendo, claro yo no sabía que hacer si reír o llorar, opté por reír no lo podía contener, pero a la misma vez también me preocupé de aquel porrazo, que la verdad le estaba poniendo solución a mi aburrimiento de día. Por la tarde cuando ya se fue mi hermano a su casa, va la guiri y dice que le duele la cabeza, así que le dí una de las pastillas esas mías pero iba transcurriendo la tarde y esa cabeza decía que el dolor no se iba, como último recurso le tuve que poner las manos para quitarle la energía negativa y al fin se le quitó el dolor.
Después ya más por la noche antes de cenar terminé un trabajo de ética que no entendía ni papa de como se hacía, el caso es que lo terminé.

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