10 de enero
Si algo caracteriza a los martes es que los odio con todo mi ser. El día empieza con mi querida calavera-jarrón, también conocida como profesora de Sociales y un taco de sus adoradas fichas. A parte de Alberto leyendo el BOJA durante una hora sin parar no hubo nada que causase en mi ser deseos de suicidio. Una vez en casa hago algo de lo que quizás me arrepienta. Y por la tarde ¿qué? pues que va a ser, polinomios. Al menos para cenar había tortilla hecha por limpiadora, todo un lujo. El martes en general, aburrido.
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